La conexión más importante dentro de ti debe ser entre tu mente y tu corazón. Aprender a trabajarla podría ayudarte a evitar la depresión, fatiga crónica y ataques de ansiedad
¿Has pensado alguna vez que tu mente y tu corazón necesitan vivir conectados? Casi todos vivimos en un estado permanente de desconexión entre ellos. La mente, por decirlo de alguna manera, anda por ahí suelta, vagabundeando sin que nadie la controle, no hay nadie que tome las decisiones pertinentes, basadas en los análisis que ella sabe hacer muy bien.
Tu mente no fue diseñada para tomar decisiones
¿Qué quiero decir con esto? Simplemente que la función de la mente es analizar, reflexionar, ponderar, buscar soluciones distintas y diversas, dar opciones. Pero no tiene la capacidad de DECIDIR. Lee esto con atención ¡la cabeza jamás tomará una decisión! Simplemente porque no tiene la capacidad de hacerlo. Su misión es analizar.
¿Cómo se manifiesta esto de manera práctica? Cuando tengo un problema frente a mí, mi mente enseguida se activa para analizar este problema. Empieza a verlo de todos los ángulos posibles. Empieza a imaginar distintas situaciones y soluciones. Y recorre cada una de ellas de manera detallada. Piensa: podría hacer esto, podría hacerlo otro, si hago esto, entonces pasaría esto o lo otro. Si hago lo otro, entonces el resultado sería este….
¿No te ha pasado que cuando tienes un problema grave, o tienes algún evento importante en tu vida, te cuesta dormir y estás toda la noche pensando en ello, analizándolo, e imaginando cómo va a ser, en una especie de círculo o bucle eterno? O cuando tuviste una pelea con tu pareja o con tu jefe, sigues reviviéndola en tu mente: le podía haber dicho esto ¿y si le hubiera dicho aquello? Te encuentras repitiendo una y otra vez las mismas cosas y… consumiendo tu energía.
Una causa del estrés, la fatiga crónica, la ansiedad y la depresión
¿Y por qué repetimos todo en la cabeza? Pues, simplemente, porque esta ya no tiene más ideas nuevas y como no le hemos dado la orden de parar, como “mi YO”, el rey o la reina, no ha venido a sentarse en su trono a tomar una decisión, mi cabeza piensa que tiene que seguir haciendo su trabajo, pues aún no ha sido terminado. Y sigue reflexionando y reflexionando, analizando y dando opciones. Es lo único que sabe hacer. Este proceso es una de las grandes fuentes productoras de estrés, ansiedad y de cansancio crónico. Un estado que, llevado al límite, puede producir depresión, fatiga crónica y grandes problemas de ansiedad.
Una solución
Entonces, ¿cómo hacemos para poner al rey o reina en su sitio? ¿Cómo hago para frenar este proceso y hacerle comprender a mi cabeza que su trabajo ya ha terminado? Es muy sencillo. Tengo que tomar una decisión, tengo que sentar al rey o la reina en su sitio para que decida. Pero, ¿Quién es el Rey? ¿Si las decisiones no las toma la cabeza, quién las va a tomar?
¿Te ha pasado alguna vez estando frente a una decisión que, sin saber exactamente por qué, “algo” dentro de tu cuerpo, de tus entrañas, de tus tripas te “dice” o “sabe” exactamente qué es lo que hay que hacer? ¿Y que sin pensarlo, sin entender cómo ni cuándo, pasas a la acción y realizas algo que resulta espectacular? Quizás das un paso en un momento instintivo para darle un beso a quien te gusta, o en una reunión en tu empresa, interrumpes al presidente para presentarle la solución al problema que están discutiendo y luego te quedas viéndote a ti mismo pensando ¡Wow! ¿De dónde me salió esto?
Yo pienso que tenemos dentro de nosotros una sabiduría infinita que está siempre activa y a tu disposición. Sin embargo, hemos perdido el hábito de utilizarla y ya no sabemos cómo conectarnos con ella. Y ahí es donde entra en juego el CORAZÓN. Te lo voy a explicar con un caso práctico, a través de una de los temas más difíciles de la vida, la muerte.
En general, todos vivimos ajenos a la pregunta de la muerte, hay una especie de cortina, de velo en nuestra mente, que evita que pensemos en ella, que nos “protege”. Pero cuando ese velo no está, hay una especie de desolación, casi de pánico que se instala. Durante años, especialmente de noche, si me ponía a pensar en la muerte y me preguntaba cómo sería, imaginaba un vacío donde no había mente, una eternidad infinita donde yo no existía. Esa sensación de vacío eterno que imaginaba, la sensación de no saber qué pasaría al morir, me inundaba y creaba una profunda angustia.
Hoy en día, a veces, sigo teniendo esa experiencia. Sin embargo, ahora no permito a mi mente imaginar y proyectar posibilidades y creencias sobre un tema que está fuera de su alcance. Lo que hago sistemáticamente es cerrar mis ojos y poner mis manos sobre mi pecho, donde está mi corazón y empiezo a respirar dentro de este. Me conecto con mi esencia, con mi alma, con lo que yo soy y, allí, en contacto conmigo, encuentro una gran calma, una agradable sensación de tranquilidad. Me doy cuenta de que mi alma, mi corazón, no tiene miedo de la muerte. La conoce, la vive con gran naturalidad. La recibe con una profunda calma y tranquilidad.
Es a través del corazón que podemos conectarnos con nuestra sabiduría interior, con nuestra alma
Algunas imágenes budistas representan al hombre sin cabeza, con un gran ojo en el medio del pecho, como indicando, “no es con tu cabeza, sino con tu corazón que tienes que ver el mundo”.
¿Cómo se materializa esto de manera práctica? A través de un ejercicio muy sencillo y rápido. En 3 o 5 minutos, puedes reactivar el vínculo entre tu mente y tu corazón para que tu corazón pueda tomar el control. Para que te conectes con tu sabiduría y tu calma interior. Para que esa sabiduría, esa calma interna, sea la que tome el control de tu vida y dejes de flotar sin rumbo como una pluma al viento. Porque cuando es a la cabeza a la que damos el control, sin que ella pueda jamás, nunca, tomar una decisión, flotamos a través de la vida como un corcho en el mar.
Hagamos este ejercicio juntos
Pon las dos manos sobre tu corazón, en tu pecho y respira dentro de tu corazón. Siente sus latidos. Respira profundamente, inflando tu pecho dentro de tu corazón y siente su potencia. Siente su energía, su amor.
Ese amor que se activa de manera tan poderosa si traes el recuerdo de un ser querido, de tu madre o de tu padre, de tus hijos, de tu pareja, de un amigo o un familiar querido, de un maestro… trae esa imagen y deja que el amor de tu corazón se expanda y sigue respirando profundamente dentro de tu corazón. Tu atención está ahora en tu corazón. Nota como tu mente se tranquiliza y se calma. Nota como, poco a poco, todo te empieza a parecer más sencillo. Sigue respirando, para activar tu atención y conectarla con tu corazón. Para que tu mente se subordine a él y se ponga a su servicio.
Este sencillo ejercicio lo puedes hacer varias veces al día, en un momento en el que te encuentres estresado, ansioso, preocupado, o no logres tomar una decisión. Respira. Conéctate con tu corazón. Siente, deja que la respuesta llegue a tu mente.
Deja que una certeza de lo que hay que hacer, de cuál es el paso a seguir, se instale dentro de ti. Verás que los resultados son extraordinarios. El vínculo que hay entre tu cabeza y tu corazón es un pequeño hilo, un cable viejo. Sabes que en el cuerpo todo lo que no se usa se atrofia y a la misma vez todo lo que se utiliza, todo lo que se trabaja, se desarrolla. A medida que hagas más y más veces este ejercicio, ese vínculo se va a ir fortaleciendo.
Queremos que ese cable oxidado se transforme en una autopista, se transforme en la mejor fibra óptica, en un súper conductor. Trata de mantener esa conexión a lo largo del día. Haz el ejercicio y permítete confiar cada vez más en tu intuición, en esa sabiduría interna que está allí, a tu servicio.
Me encantará saber si este ejercicio te ha servido. No dudes en compartirlo en un comentario en este blog o por las redes sociales. Más ejercicios como este en mi libro.
Carlos Malatesta,
Coach de Felicidad y Progreso
Waoooooo que ejercicio tan poderoso y extraordinario.
Nunca había pensado que las decisiones las toma el corazón pero es así.
Es nuestra intuición lo que nos dicta nuestro corazón el que nos hace actuar y ser.
Lo estoy aplicando y lo seguiré haciendo p0ara fortalecer ese cable viejo y hacer un poderoso conductor de decisiones asertivas.
Gracias por tan poderosas herramientas.