Culpa, miedo, rabia, tristeza y soledad son emociones normales que cualquier persona puede experimentar al cuidar un paciente con cáncer. Lo importante es no negarlas sino aprender a gestionarlas y entender que estás haciendo lo mejor posible

¿Crees que sentir ciertas emociones te hace mala persona? ¿Evades para no sentirlas? ¿Eres una montaña rusa de emociones? 

Quiero recordarte que no somos máquinas sino seres humanos, y cuidar un paciente con cáncer, que además es un ser querido, es una tarea muy demandante con sus ventajas y desventajas.

Así que es normal sentir:

CULPA

Es la más común y puedes sentirte culpable por varias razones, desde gozar de buena salud hasta pensar que no estás haciendo lo suficiente. 

MIEDO 

Es una emoción que puede llegar a ser muy intensa y frecuente. Por ejemplo, ¿qué sucede si cometo un error?, ¿qué sucede si se pone peor?, entre otras. 

RABIA

Sentir que es demasiado para ti, puede causar enojo. También te puede molestar sentir que es injusto que tu ser querido tenga cáncer. 

SOLEDAD Y/O AISLAMIENTO

Sentirse solo porque debido a tus responsabilidades como cuidador pases menos tiempo con otras personas o en actividades sociales es común. También sentirse distante al pensar que nadie entiende tus problemas o por lo que estás pasando. 

TRISTEZA Y DEPRESIÓN

Todos los días te enfrentas a cambios y a la posibilidad de la pérdida, por eso puede aparecer la tristeza, y si se alarga y está muy presente, puede convertirse en una depresión. 

Aquí te dejo algunas claves de cómo puedes gestionarlas:

  1. Todas las emociones son válidas, no son buenas ni malas. Son la forma en que reaccionamos y no debemos negarlas. A veces con tan solo llorar puedes descargar mucho y liberarte de lo que no eres capaz de controlar. 
  2. Pretender ser positivo todo el tiempo o esconder tus frustraciones pueden llevarte a sentirte peor a la larga. Es aceptable mostrar y expresar ese lado también, y tu ser querido también podrá entenderlo. 
  3. Cuando dudes de ti mismo, piensa qué pasaría si no estuvieras allí con tu ser querido. Valórate y mira la diferencia que haces todos los días. 
  4. No perder la esperanza, al recordar que hoy en día hay muchos tratamientos contra el cáncer y que tu ser querido y tú están haciendo todo lo posible para enfrentarlo y vivir una vida plena. 
  5. También reconocer los propios límites como cuidadores y aprender a ser gentiles con nosotros mismos, incluso perdonarnos. 
  6. Reconocer que hay muchas personas que pueden escuchar y ayudar. La clave es comunicar y aprender a aceptar el apoyo que te ofrecen. Y si sientes que las emociones son muy abrumadoras, no dudes en buscar la ayuda de un terapeuta. 
  7. Por último y realmente lo más importante, toma en cuenta que para cuidar y servir a otros, primero debemos cuidar y trabajar en nosotros mismos. Así y solo así, podremos ayudar de la mejor manera a los demás. Entonces, tú también desde construir tu red de apoyo y si requieres de soporte psicológico profesional u de otra índole, no te sientas mal por hacerlo, estás en lo correcto. 

Para cerrar, te invito a hacer esta meditación que te ayudará a conectar con la calma, puedes compartirla con quien quieras, incluyendo a tu ser querido con el diagnóstico 🙂

Adicional, recuerda que tienes disponible nuestro grupo privado de Pacientes Activos Anticáncer, donde podemos apoyarte. Solicita unirte aquí.